La hipoplasia dental, es una enfermedad dental que ataca al grosor del esmalte. Comúnmente se centra en la cara vestibular de los incisivos y caninos, es decir, en la parte frontal de los dientes superiores, reduciendo así la protección frente a los agentes externos. Esta afección se produce durante el desarrollo del esmalte por la deficiente mineralización en su proceso.
En función de la gravedad, su patología puede ser más o menos perceptible. Esta puede manifestarse en forma de manchas marrones o blancas, dejando un aspecto deteriorado y dañado del diente, o incluso modificando la estructura del esmalte generando unos surcos en el esmalte dental o incluso generar la muerte del conjunto celular.
Causas y consecuencias de la hipoplasia del esmalte
La hipoplasia tiene su origen en el proceso de desarrollo de la estructura dental específicamente en el periodo de formación de la matriz del esmalte. Actualmente, se le atribuyen más de 100 motivos que la pueden causar, pudiendo ser originada por una infección, un periodo de malnutrición, fiebre u otras enfermedades sufridas en ese periodo.
Es difícil detectar cuál ha sido el motivo exacto que ha generado la hipoplasia. A pesar de no poder conocer la causa en ciertos casos, es primordial conocer sus consecuencias igual que el grado de desarrollo de la enfermedad.
El esmalte dental es la capa protectora del diente. Esta enfermedad influye directamente en su función de protección. Al tener menos grosor de lo requerido, hace que nuestro diente esté más expuesto a las agresiones producidas por los agentes externos. Por ello, los dientes dañados por esta enfermedad pueden generar con más facilidad caries o sufrir enfermedades periodontales.
Tratamientos para la hipoplasia
Según la severidad de la enfermedad su patología puede ser más o menos leves, y en proporción, requerirá diferentes soluciones :
- Sellado dental: El sellado dental se utiliza para reforzar el esmalte dañados por la hipoplasia y proteger la superficie de la misma, es de las soluciones más fáciles y se utiliza en los casos más leves.
- Blanqueamiento dental: Este proceso se utiliza cuando los daños producidos son manchas blancas en la superficie. Se busca poder igualar el tono de todo el esmalte para lograr la uniformidad visual de la dentadura.
- Microabrasión dental: En este caso se recurre cuando las manchas son más severas con un tono mucho más oscuro. Consiste en pulir la superficie afectada, eliminando así la mancha. Este proceso también rebaja el grosor del esmalte.
- Carillas o coronas dentales: Se utiliza en los casos más severos, donde el esmalte está muy debilitado, así que en vez de pulir o poder igualar el tono, se realizan unas fundas que protegen en su totalidad las piezas dentales.
- Implantes dentales: El último recurso posible ante esta enfermedad, y en los casos más severos. Se trata de sustituir las piezas dentales más dañadas o insalvables por prótesis dentales. Es el proceso menos recomendado, y solo se emplea cuando el daño producido es extremo e irremediable ante cualquier alternativa.
Para evitar cualquier enfermedad dental es vital mantener una buena alimentación, junto con buenos hábitos y una buena rutina de limpieza durante el día después de las comidas. Las revisiones periódicas a tu dentista pueden ayudarte a detectar con anterioridad cualquier síntoma y así poder actuar con antelación y mantener tu salud dental.